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METATRAMA MÁLAGA. PARTE 4. El Cristianismo
Metatrama IV
El Cristianismo
En esta última etapa los ejércitos cristianos desviaron sus fuerzas a la conquista de Málaga, con la intención de aislar completamente Granada. Tras la conquista sistemática de las plazas y fortalezas circundante a la ciudad se produjo el asedio de Málaga, uno de los más largos de toda la campaña de La Reconquista. Finalmente la ciudad sitiada cedió y entregó las llaves a los ejércitos cristianos. Sin embargo la ciudad fue castigada por su resistencia y a excepción de veinticinco familias nobles que permanecieron como mudéjares, la población al completo fue esclavizada y dispersada por toda la Península. Tras esto se produjo la repoblación cristiana de las tierras expropiadas a los musulmanes y una reconstrucción y ampliación de la ciudad al estilo cristiano.
El ejército cristiano, con el clan Lasombra entre bastidores, se preocupó de conquistar cada fortaleza cercana a la ciudad de Málaga antes de realizar el asedio definitivo. En Vélez-Málaga, el señor de la fortaleza, del clan Brujah, se negó a abandonar y retirarse a la ciudad para su defensa, dispuesto a combatir allí mismo a los cristianos hasta su última gota de sangre. Encontró su final a manos de un vástago de clan desconocido llamado Don Abelardo Dómez de Narváez. A esta fortaleza le siguieron otras tantas hasta desembocar en el largo asedio de la ciudad de Málaga.
Tras varios meses de asedio el Califa Brujah Corman declaró su intención de entregar la ciudad en un intento de detener el sufrimiento que estaba produciendo a la población aquel asedio interminable, algunos se opusieron, entre ellos, siendo el más ferviente de todos, su chiquillo Björn, un hombre del norte capturado y abrazado años atrás durante un asalto fallido en las costas de Málaga.
Corman entregó finalmente la ciudad mientras que Björn escapó junto con varios partidarios de continuar la lucha. Sin embargo, la decisión de Corman trajo más mal que bien a la población y a pesar de que luchó con ahínco por el bienestar de las genes de la ciudad, apenas pudo salvar a unos pocos de la esclavitud. Aquella decisión y pérdida marcó a fuego al Califa que, invadido por la tristeza, acabó retirándose de la Península, y algunos dicen que del mundo.
La ciudad pasó a manos cristianas y fue Alonso Beltrán, del clan Lasombra y ferviente católico, el encargado de dirigirla. Su fe se vio reflejada en la expansión de Málaga que comenzó con la construcción de una importante cantidad de iglesias y monasterios por toda la ciudad.
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