Karif - Málaga Nocturna

Karif


La oscuridad me abraza lenta e inexorablemente mientras la ira, la furia y la rabia se apoderan de mi. Siento como el fuego arde en mi interior. El fuego del guerrero, del alma atormentada, del esclavo sin cadenas.

Toda atisbo de esperanza se me escapa de entre los dedos. Dedos que se afanan inútilmente en atrapar los frágiles y diminutos  destellos de luz que aún quedan en mi interior.

Mas todo es en vano pues la bestia se abre camino y su paso es firme y decidido. Avanza inexorablemente colonizando todo mi ser, desgarrando mi alma, abrazando  los pocos fragmentos de humanidad  que aún intento blindar desesperadamente. ¿Hasta cuándo podré aguantar?

Quizás la lucha sea en vano. Debería bajar los brazos y dejarme caer en los brazos del animal, quitarle las cadenas y dejarlo pastar salvaje y violento. No queda esperanza. El fin se acerca.

Pero cuando todo parece perdido, cuando ya nada parece quedar, desde lo más profundo del abismo resuenan sus voces apenas imperceptibles, aunque firmes, sosegadas, calmas dentro de la tormenta. Voces angelicales que no paran de nombrarme, recordando mi esencia, recordando mi ser. Voces de un pasado no muy lejano en las tierras de Marrakecth, donde el sol aún bañaba mi cara.

El silencio se hace presente, silencio opaco que sucede a la tormenta . La fiera se sosiega y la sangre deja de hervir, relajando mis músculos, destensando mi cuerpo.

Mis ojos se abren a la oscuridad de un nuevo día, donde el sol ya nunca sale, donde los vivos no caminan. Una nueva noche se abre ante mi y un mundo ensombrecido por la pena y la desdicha abre sus brazos recibiéndome con melancolía.

Una noche más, una pesadilla más.

Karif

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