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Una moraleja sin historia
¿Que soy un galliard? ¿Que tengo que contar historias? ¿Recordar? ¿Quién cojones podría olvidarse de esto? ¿Qué puta moraleja sale?
Eric se ahogaba.
Las preguntas le devoraban acompasadas por una respiración encerrada en una bolsa de papel. Eric se ahogaba.
Cada vez que alzaba la mirada un montón de rostros familiares le sonreían costosa pero sinceramente. Tan sólo uno se mantenía firme, inexpresivo. Eric se ahogaba.
...
Tantas veces había sonado en la cabeza de Eric que había perdido todo significado. Hasta hoy.
El concepto familia, por más veces que fuese explicado, había de sentirse. Y ahora era real. Las palabras etéreas no conseguían sacarle del huracán de pensamientos cuyo ojo era una imagen: Ella.
Era tal y como la había imaginado. Como aquella fan que tantas veces se repetía en sus conciertos, como aquella mujer que se sentaba detrás de él en el bus al volver de clase, como la mujer que cuidó de él aquella vez que se perdió...
Las palabras se volvieron contundentes y exigían una respuesta:
- No, yo me quedo
Nadie quería ese final para su compañero, pero todos comprendieron que ya no podían cambiarlo.
...
Eric se arrastraba y mientras el dolor se abría paso desde el vacío, donde antes estaba su pierna, pero pese a todo, sólo cabia un pensamiento en la mente de Eric: ojalá pudiera estar ahora mismo sosteniendo su mano, oliendo su pelo, sintiendo su abrazo.
Pero no podía ser y ahora, un fuerte estruendo volvía a despertarle de su fantasía, ahora sentía el frío de la sala atravesar su vientre de lado a lado.
"Así acabo. Un galliard, quien guarda y cuenta las historias para evitar los errores del pasado..."
De nuevo contempló la imagen de su madre, inquieta pero firme, protegiendo su vientre con mirada de guerrera.
"... Alguien tiene que cometer los errores de los que otros aprenden. Espero que alguien cuente mi historia y aprendan de ella. Por que yo volvería a cometer el mismo error".
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