El advenimiento de Noctiluca - Málaga Nocturna

El advenimiento de Noctiluca



Sara camina con pesadez, como si cada paso que da le costase un mundo. Lleva toda la mañana como anestesiada, con la cabeza embotada. Su mundo ha derrumbado de la noche a la mañana y no parece que vaya a recomponerse pronto. El ciclo natural de la vida dice que son los hijos quienes deben enterrar a sus padres, pero ella sentía que aún así no era justo.

La gente le daba el pésame allá donde iba. La miraban con lástima y pena, compasivos, como si volviese a ser esa niña desvalida que se quedó sin madre demasiado joven. Podría decirse que odiaba esa sensación con todas sus fuerzas, pero mentiría si dijera que le quedaba alguna para poder responder a ese comportamiento. Sara se movía como una autómata de acá para allá, ocupando su mente en todo lo que podía para evitar pensar una y otra vez en la imagen de su padre desplomándose entre sus brazos.

Pero aún así, entre el embotamiento y la anestesia a la que había sometido su mente, dentro latía una rabia y una ira que jamás había sentido antes. Se sentía impotente por no haber podido hacer nada; engañada por haber vivido tanto tiempo en el más puro desconocimiento sobre la salud de su padre; y sobre todo, se odiaba a sí misma por dejar que su padre muriera sin saber la verdad sobre su hija: que era un fraude, que había cedido a la presión y se había convertido en una policía más, que no era honesta ni legal, que sus manos estaban manchadas y su dinero estaba sucio. Murió engañado por su propia hija. Y ahora Sara no podía hacer nada para cambiar eso.

Por fin, llega a su apartamento. Deja la placa en la mesa de la entrada, seguida de las llaves, como un ritual. Sin embargo, no da ni dos pasos en el interior del salón cuando llaman a la puerta. La mujer se gira con mal gesto, no le apetece ver a nadie, ni siquiera le ha dado tiempo a dejar su pistola a un lado.

Va a abrir la puerta, con una excusa tosca en los labios cuando esta muere en el nudo que se ha convertido su garganta. Ruth. Es ella. No era una extraña visión como anoche, era ella de verdad. Estaba ahí, en carne y hueso.
一Lo siento tantísimo, Sara...一dice con los ojos anegados en lágrimas, pero es interrumpida por el abrazo de su anfitriona. Necesitaba ver una cara amiga, alguien que sabía que su padre apreciaba y quería y era recíproco. Y por primera vez en todo el día, Sara comienza a llorar, se derrumba bajo el peso del mundo.

Pasan al interior de su casa, donde Ruth limpia sus lágrimas con dulzura. Mira entonces el colgante que Sara lleva, de bronce, con la cabeza del lobo.
一Era su colgante...一sonríe con ternura, sosteniéndolo entre sus manos con infinito cuidado. Pero su sonrisa comienza a tornarse retorcida, incluso macabra一. Una pena que no lo vuelvas a utilizar…

Las manos de Ruth comienzan a crecer y a mutar en una garra afilada, aterradora y letal. Sara no dudó por un momento en desenfundar su pistola. Pero algo sucede entonces.
La cabeza de lobo parece vibrar y comienza a brillar encerrado en las garras de Ruth. Ella chilla de dolor, como si el colgante abrazase en su mano. Lo último que puede ver Sara antes de que Ruth desaparezca es la figura de un lobo saltando sobre Ruth, gruñendo y enseñando los colmillos amenazante. Un brillo espectral reluce en todo el salón y Sara sale disparada hacia atrás hasta chocar con la pared. Cuando abre los ojos, confundida, en su salón, ya no hay rastro ni de Ruth ni del colgante.

Respira hondo. Está viva, pero la rabia no se ha ido.


Tiempo más tarde, en otro lugar de Málaga, cerca del monte y la naturaleza, una figura femenina aguarda a las puertas del túmulo. Las velas iluminan su semblante serio y el maquillaje oscuro que adorna su tez y le da un aspecto salvaje e intimidante, el de una guerrera preparada para la batalla. Está sentada sobre las hojas y ramas secas, en postura de meditación, relajada. Está esperando al clan de Málaga, que uno a uno empieza a llegar, nadie se atreve a interrumpir su trance. La mujer hunde las manos en la tierra y respira hondo, sintiendo con cada fibra de su ser lo que los espíritus que allí habitan le quieren contar.

Verónica abre los ojos y mira a todo el clan frente a ella.
一¿Sentís eso? ¿Lo oléis?一pregunta con voz ronca, desenterrando las manos poco a poco, teñidas del color pardo de la tierra一. Cerrad los ojos y sentid. Respirad bien el aire de Málaga.

El clan obedece y toman todos prácticamente al unísono una fuerte bocanada de aire. Al principio pueden sentir el aire limpio y claro de las montañas, pero a la segunda bocanada un regusto amargo se aloja en su paladar y a la tercera algunos sienten las náuseas golpear su estómago, pero consiguen contener la bilis. Es un olor que nunca antes habían sentido antes, no huele a podrido, huele a enfermedad y a muerte, a malos sueños teñidos de sangre.
一Esto es lo que Noctiluca provoca. Lo que vosotras y vosotros habéis provocado一dice la garou, alzándose cuan alta era一. Estas tierras milenarias eran la prisión de Noctiluca desde hace miles de años, prisión que se construyó gracias al sacrificio de mis hermanas, las Furias. Y vosotros, cachorros imprudentes, la habéis destruido y despertado, habéis dejado que Noctiluca campe a sus anchas por las tierras de Málaga. Ese olor que sientes es solo el principio, las muertes de nuestros hermanos Sergio, Rodrigo, Jaime, Víctor y Éric son solo las primeras muertes que experimentarás como no hagamos algo para parar esta maldita infección一mira entonces a los garous recién convertidos一. Vosotras tenéis que aprender de Aullido-de-Guerra, Protegido-por-la-Madre, Cuenta-fábulas y Celebrante-Absoluto. La muerte es lo que os espera, por eso Gaia os ha despertado, porque es vuestro deber dar vuestra vida por protegerlas a todas. La parentela es lo más preciado que tenemos, es nuestro motivo de lucha y que hayáis dejado morir a cinco es algo que deberá caer sobre vuestras conciencias, no para apesalumbraros, sino para daros la rabia necesaria para que no vuelva a suceder. Y no me malinterpretéis. Debéis protegerla, sí, al igual que ella os protegerá a vosotras. Pero mantenerla encerrada en una jaula no la protegerá, el desconocimiento y la confusión nunca ayudará. Miradlas y verlas como hermanas e iguales, no como criaturas desvalidas一vuelve a mirar a todo el clan一. También quiero que aprendáis de Lengua-Afilada. Pero no como ejemplo a seguir, sino como el ejemplo de lo que jamás debéis ser. Él debió morir junto con sus hermanas, debió luchar y dar su vida por protegeros. ¿Y qué hizo? Os engañó, os manipuló y os robó一habla como si escupiera sobre su nombre, con desprecio y furia一. La letanía es clara: combatirás al Wyrm allá donde more y críe, respetarás el territorio del prójimo y, sobre todo, no realizarás ninguna acción que provoque la profanación de un túmulo一alza un dedo al cielo por cada verso recitado. Mira a todos los presentes, los cuales pueden sentir su ira contenida latiendo en el pecho, que se alza despacio pero con intensidad con cada respiración一. No podemos dejar que quede impune. Esta es vuestra tierra. Es vuestra responsabilidad, vuestro hogar y el legado que vuestras hermanas os dejaron. Es el momento de que aprendáis lo que supone ser parte de esto, es el momento de que todas y cada una de vosotras se prepare para la guerra. Y yo os ayudaré, porque esta tierra es tan mía como vuestra, porque soy vuestra hermana y derramaré toda mi sangre por vosotras, cómo sé que vosotras la derramaréis por mí.

Vuelve a cerrar los ojos durante un instante, respira hondo de nuevo. Su respiración se desacelera y vuelve a estar en calma.
一Hermanas, es el momento de reclamar lo que por derecho ancestral es nuestro. Esta tierra os necesita. En vuestra mano está responder a este grito de auxilio o dejar que se hunda en las tinieblas.

La noche cubre Málaga con su manto oscuro. El viento trae el olor del salitre y la arena a cada rincón de la ciudad costera, las luces de los hogares se apagan poco a poco para dejar a sus habitantes descansar en un profundo sueño donde nada ni nadie podía dañarlos… hasta ahora. Unos ojos rojos se iluminan en mitad de la penumbra, una sonrisa afilada se dibuja en un rostro de pesadilla. Tiene hambre y ahora está libre, todo su ser clama por una cosa: sangre de sus captoras, sangre de inocentes, sangre de Málaga, la ciudad que tanto la adoró pero que ahora la ha relegado al olvido. Pero este ser es paciente, ha esperado miles de años y no le importa esperar un poco más… Y esta vez nadie volverá a olvidarla.

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