JAIME. NARRADOR MÁLAGA NOCTURNO.

Casi como una bestia enjaulada el viejo jabalí daba vueltas sin sentido tratando de apaciguar la bestia que pretendía aflorar. Un profundo gruñido se escapó casi sin conciencia y escuchó el sonido de una bandada de mirlos que levantaban el vuelo ante lo violento del sonido.

La tierra de Ronda lloraba sangre, pero no, no eran sus manos, lo advirtió, una y otra vez… estaban avisados, lo sabían. Se sorprendió elevando las palabras a un cielo testigo mudo y sacudió la cabeza como rúbrica a lo pronunciado. Málaga ciudad de orgullo. No pueden avanzar sin someter. Hay una línea, siempre la hay, para todos… Pero ellos no. Tenían que cruzarla, tenían que venir. Malditos seáis, fuisteis vosotros. Vosotros me habéis llevado a ello…

Señor de Ronda, guardián del paso… Aquellos títulos parecían llevar una risa retorcida detrás, una burla propia de los juegos de salón que llevaba ya contemplando años atrás.

Estaba cansado. Dejó caer su enorme corpachón vencido por un peso mayor que el de su cuerpo. Recogió un pedazo de tierra mojada, víctima de la humedad de la zona y aspiró con fuerza su aroma. La tierra siempre conseguía calmarle. Silente heredero de nuestra barbarie, solo ella sufría el paso del tiempo y nuestro horror. Solo ella guardaba en las huellas enterradas los más oscuros secretos y miserias de nuestros actos. Aquí arriba todo era tan sencillo, quizás era por eso, carroñeros que cuando ven algo que brilla en otras manos tienen que lanzarse como urracas al brillo de las baratijas.

Quieren Ronda y manchan su tierra en sangre… quieren Ronda y la tendrán, y que se ahoguen en la marea roja que portan consigo a casa paso.

Málaga la bella, Málaga la grande…

Málaga la mayor… de las mentiras...


Jaime Torres. Zona Zero.