La Palma es de Melalo

Los sonidos de unos tacones retumban en el frío suelo rompiendo el silencio en la casa. Una luz proveniente de los faros de un coche enfoca la ventana, iluminando por unos segundos la habitación.
Una mujer entra bruscamente en el ostentoso y adornado salón. En una esquina, bajo la luz de una lámpara, un joven, de etnia gitana, se entretiene con el móvil.

- Cucha niño, prepárate, tu pae ya ha llegao.- Un chico joven deja el móvil en una mesita y se incorpora nerviosamente. Observa a la mujer que tiene frente a él, su mirada es seria y su cara envuelta en el humo de un gran puro le da un aire de misterio.

Puede escuchar la puerta abrirse y los gritos del patriarca dando órdenes a su familia.

- ¡¡Juanito!! este es mi nuevo chavea te quea claro, van a está aquí to el tiempo que yo diga. Dios lo ha bendecio como a tu patriarca. Necesita la vía de zus nuevo hermano para esta cerca del señó. ¿Quea claro? Azí que ya ta tardando ieo. - Los pasos de Juanito se pierden por la calle.

Los pasos del patriarca se acercan con el sonido inconfundible de un bastón golpeando el suelo, casi hipnotizante. De la oscuridad del pasillo una forma aparece, lo que antes se arrastraba ahora anda con fuertes pasos, todos saben que el bastón lo usa por hábito, más que por necesidad. Una cachaba para un rey entre los gitanos, Melalo Gamella, el sucio, el bendecido, el padre de todos.

Su mirada se queda clavada en el joven gitano y por unos instantes el joven puede ver sus ojos por encima de sus gafas, unos ojos oscuros, como las de un… Melalo le sonríe y le abre los brazos como si ya supiera lo que iba a ocurrir.

El joven sale de sus pensamientos y se acerca tímidamente a abrazarlo.

Sin dejar de abrazarlo, Melalo mira a la mujer a su lado.

Ella le da una larga calada al puro y baña el salón con un denso humo - ¿Has mostrado quién manda?
Melalo le responde, mientras baja la mirada:

 - Ma o meno. En esta ciudá hay má monstruo que hijoz de puta. Ezo zi, ahora tenemos má poder que ante, ezo toy zeguro. Dile a Ivar que buzque a ezo zangre débil y a ver zi cumplen o no con el trato.

Melalo se arrodilla estando a la altura de los ojos del joven:

 - Pero una coza tengo claro, esta ciudá ehtá llena de monstruo a los que temé. - Melalo sonríe y unos colmillos, afilados como navajas asoman por sus labios - Azi que ya va siendo hora de mostrá que hata lo montruo tienen a lo que temé.

Melalo