Luz perdida - Málaga Nocturna

Luz perdida






-¿Qué ocurre?- preguntó la chica, sentándose detrás de Roberto y abrazándolo por la espalda.

-He perdido la guerra- respondió mirándose los nudillos de la mano derecha. Los tenía despellejados después de golpear una pared. La herida le palpitaba con un pulso falso, le ardía con un calor corporal falso y por un momento pensó que todo en él era falso.

-¿La guerra contra quién? – le cogió la mano herida entre las suyas, como si pudiera calmarle el dolor con su simple contacto.

-Contra el mundo. Contra este puto mundo oscuro y lleno de tinieblas-

Ella no dijo nada. Simplemente le dio un beso en el hombro y tiró de él quedando los dos tumbados en el futón –Mientras hay vida, hay esperanza. O al menos eso dicen- Le dijo tras un par de minutos en silencio.

-Lo sé. Y eso es lo peor de todo- Sonrió con ironía –Había encontrado algo bueno, una luz entre tanta oscuridad que me había hecho tener esperanza en el mundo. Pero ahora… ahora se está perdiendo y no sé si es mi culpa. De hecho no sé si la estoy perdiendo por algo que he hecho o si todo el tiempo fue una ilusión. Puede que viera en ella lo que necesitaba para seguir adelante, para seguir luchando, puede que solo fuera una proyección de la esperanza que necesitaba encontrar… puede que bajara la guardia con la esperanza de que saliera bien…-

-Suena como si te hubiesen arrancado un trozo de alma-

-Es lo que siento -

Dio un respingo cuando la chica le mordió el brazo –Si sientes eso, es que estás vivo aún- Le dijo ella –Y si estás vivo puedes seguir luchando. Sí, has perdido a alguien. Pero la guerra sigue, hay gente que te espera para seguir luchando y si ten rindes, los traicionas. Así que es mejor que te cures el alma, el corazón o lo que sea que te hayan jodido, te levantes y sigas luchando-

-“Nunca doblegada, nunca rota, de todo se aprende”- Le respondió él girándose para tenerla cara a cara.

-Buena memoria- Le dio un beso en los labios – Ahora ve y haz lo que debas hacer para seguir adelante-

Roberto le devolvió el beso, se levantó y salió en dirección a su refugio. Tenía que arreglar aquello, no por él, sino por los que dependían de él, sin importar el sacrificio o las consecuencias. Una luz en la oscuridad puede ser una guía, pero también una distracción.


Roberto McDeen

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